Estambul ciudad y recuerdos es el libro de memorias del escritor turco ganador del Nobel en 2006 Orhan Pamuk en el que nos lleva a conocer sus intimidades personales y familiares, mientras de fondo nos narra la historia de esta mítica ciudad, alguna vez capital del Imperio Romano. Un libro espléndido para conocer la Obra de Pamuk y la intimidad de esta magnífica ciudad dividida por dos continentes.

Ficha técnica:

  • Título: Estambul, ciudad y recuerdos.
  • Autor: Orhan Pamuk.
  • Año de publicación: 2003
  • Páginas: 410
  • Calificación en Goodreads: 4.
  • Temas: la amargura, Estambul, memoria, olvido, historia.

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Estambul, ciudad y recuerdos no es una novela, tampoco es una crónica, ni una guía turística, ni un ensayo o una autobiografía; Estambul, ciudad y recuerdos de Orhan Pamuk es todo eso, y mucho más.

¡DETENTE! si no quieres gastar dinero en un nuevo libro, o continúa leyendo esta reseña si quieres saber cuál será tu próximo viaje a la buena lectura.

Resumen Estambul, ciudad y recuerdos

Cuando el año pasado supe que iría a Estambul, de inmediato pensé en qué obra me llevaría al viaje para vivir la ciudad mucho más profundamente a través de un libro. La respuesta me vino inequívoca y rápida: Estambul, ciudad y recuerdos del escritor turco ganador del Premio Nobel en 2006, Orhan Pamuk.

Escrita desde una intimidad diáfana y tan clara como lo permite la memoria, Orhan Pamuk navega en esta obra por sus recuerdos más íntimos para mostrarnos su historia familiar, personal e intelectual, mientras también nos narra la historia e intimidades de la ciudad de los tres nombres, de la ciudad de los dos continentes, de la ciudad que fue capital del Imperio Romano y que es ahora la capital cultural de Turquía: Estambul.

Estambul, ciudad y recuerdos está dividida en 37 capítulos llenos de historias, de memorias, de confesiones y de fotografías únicas y personales de Estambul y de Pamuk. Todo configura un libro que es una autobiografía, pero también una biografía histórica del auge y caída del imperio otomano, es además una guía turística de la ciudad que fue en algún momento la capital del Imperio Romano, y es también un tratado estético-pictórico del arte estambulí, eso sin dejar de lado la crítica a la política turca que también está presente.

En las más de 400 páginas de este libro, el nobel turco logra hacernos conocer y entender una ciudad compleja en su historia y antigüedad, mientras deja su huella crítica y reflexiva en cuestiones como la identidad, la religión, la riqueza, la historia, la culpa, el olvido, la memoria y el sexo.

Veamos qué tiene de cada cosa este libro.

Biografía Orhan Pamuk

Orhan Pamuk nació en Estambul en 1952 y creció en el seno de una extensa familia acomodada en Nisantasi, uno de los barrios de clase alta y, por ende, occidentalizado.

Orhan Pamuk pintando en el balcón de su casa.

Vivió una niñez acomodada gracias a que su abuelo había amasado una gran fortuna que pronto sus hijos, entre ellos el padre de Orhan, derrocharían en negocios fracasados. Así, la familia adinerada y de clase alta empezó a perder su fortuna pero no su clase y su estatus que intentaron mantener a toda costa fingiendo una vida que no podían vivir ya, y escondiendo de la sociedad las peleas y conflictos familiares.

“A mí me daba la impresión de que mencionaban el nombre de Dios cada dos por tres precisamente porque eran pobres.”

En este entorno crece el niño Orhan (Corneja, como lo llamaban en la infancia) y empieza a presenciar las dinámicas familiares y sociales. Así, en Estambul, ciudad y recuerdos empiezan a introducirse temas que serán constantes en el libro como la religión, la cultura turca, el pasado otomano y la transformación de Turquía en una sociedad occidentalizada.

En el ambiente burgués de colegios occidentales que detestaba, en una familia llena de problemas que ocultaba sus fisuras y en una cultura que negaba su pasado, creció Orhan Pamuk, el escritor Premio Nobel que de niño quería ser pintor.

Por eso, desde los ojos de un aspirante a pintor, vemos una ciudad pintoresca, llena de colores y de texturas fascinantes que fue gran inspiración para los artistas occidentales que pasaron por ella y que quisieron retratarla.

Guia turísitica – Estambul a los ojos de occidente

Estambul.

“Todos tenemos en la cabeza un texto secreto, apenas legible, que da sentido a lo que hemos hecho en la vida. Para muchos de nosotros en Estambul una amplia sección de este texto está ocupado por lo que los occidentales han dicho de nosotros […] siendo incapaces de depender solamente de la tradición, se agradece la visión extranjera que puede ofrecer una versión complementaria.”

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Entre muchos de los temas e hilos que tejen este libro está el viaje de Pamuk desde su niñez y adolescencia de pintor hasta el momento en que descubre su deseo de ser escritor. De esta forma, a través de la pintura, también conocemos a Estambul pues Pamuk es gran conocedor de la tradición artística de oriente y de occidente.

El libro dedica varios capítulos a las pinturas de Melling y de otros grandes artistas que pasaron por la antigua Constantinopla y que trataron de atrapar algo de ese extraño encanto de la ciudad.

“La vida no puede ser tan mala – pienso a veces -. Cuando, al menos, uno siempre puede ir a darse un paseo por el Bósforo.”

En todas esas descripciones de pinturas y paisajes disfrutamos las calles adoquinadas de la ciudad, de las casas de madera, de los palacios de los sultanes, de los barrios melancólicos y pobres, de las majestuosas mezquitas y del Bósforo, río que divide la parte europea de la parte asiática de la ciudad y que es gran protagonista de este libro.

“Cada vez que uno de esos escritores de generaciones anteriores cuenta cómo le embriagaba la belleza de la ciudad, mientras el ambiente mágico de sus historia y de su lengua me afecta profundamente por un lado, por otro recuerdo que ellos ya no vivía en la gran ciudad de la que hablaban y que prefería las comodidades modernas del Estambul ya occidentalizado. Aprendí de ellos que el precio que hay que pagar para poder elogiar Estambul sin límites y con un entusiasmo lírico de no vivir ya en ella y observar desde fuera aquello que se considera “hermoso”.”

Pero no fueron solo pintores quienes trataron de retratar a Estambul. La antigua Costantinopla también fue lugar de inspiración y obsesiones de escritores turcos como Tapinar y algunos occidentales como Théophile Gautier, Nerval y Flaubert, quienes visitaron la ciudad y se extasiaron con su “exotismo”. Así, conocemos las historias de estos artistas, sus percepciones de la ciudad y las impresiones, para Pamuk postizas y engañosa, que Estambul les causó y que dejaron grabadas en pinturas y en libros.

La amargura, la occidentalización y el olvido del pasado

“El hecho de que en Estambul todo se haya quedado a medias a causa de cualquier derrota ha convertido la ciudad en un lugar incompleto. A pesar de la occidentalización que sugieren los carteles de las calles y los nombres de tiendas, revistas o empresas, la mayoría tomados del inglés o del francés, la ciudad no vive como habla. Tampoco vive como sugieren la multiplicidad de mezquitas y alminares, las llamadas a la oración y la Historia. Todo se ha quedado a la mitad, todo es insuficiente e imperfecto.”

Uno de los temas más improtantes de Estambul, ciudad y recuerdos es el pasado otomano y el olvido voluntario al que lo relegó el pueblo turco. 

En 1922, después de la Primera Guerra Mundial, nació la República de Turquía que reemplazó al antiguo Imperio Otomano. Esta transición supuso muchos cambios para todo el país y para Estambul que pasó de ser la capital espléndida, múltiple y políglota, a ser una ciudad “turquificada” y occidentalizada cuyos habitantes presenciaron la destrucción de las últimas huellas de la gran cultura otomana y de una civilización cuya herencia fueron incapaces de preservar.

Esto llevó a que desaparecieran palacios por su destrucción o sus incendios (espectáculos magníficos que “entretenian” a los estambulíes y que son mencionados en varias ocasiones en el libro), a que algunas mezquitas y lavatorios quedaran en ruinas y en olvido, y a que las antiguas costumbres otomanas fueran reemplazadas por el nuevo afán de occidentalización de la ciudad. Incluso el idioma turco sufrió un gran cambio cuando en 1928 Mustafa Kemal Atatürk, el primer presidente de la República de Turquía, cambió la escritura basada en caracteres árabes al alfabeto latino.

Todo este pasado perdido y olvidado constituye un elemento de reflexión importante para Orhan Pamuk en este libro, quien se pregunta por el valor de las nuevas costumbres y por la pérdida de la identidad que había sufrido el pueblo turco. Esa sensación de amargura es explorada por el autor en varios momentos del libro, y termina pintando de un color melancólico y nostálgico toda la obra.

¿Por qué deberías leer Estambul, ciudad y recuerdos?

Vayas o no a viajar a Estambul, Estambul ciudad y recuerdos es un libro para leer, para culturizarse, para disfrutar.

Sus capítulos son Historia, son historias, son novela, son descubrimiento y fascinación por una ciudad tan histórica, tan compleja y tan única como la antigua Constantinopla.

Ahora que escribo esta reseña casi un año después de haber leído el libro y haber viajado a Estambul, me lleno de una nostalgia por los olores, los colores, los sabores y los sonidos de esta ciudad que aprendí a comprender más gracias a Pamuk, de quien también supe que me falta aún mucho por conocerla y entenderla, y que quizás nunca lo haré.

Pero hay lago que esta novela me dejó y fue un profundo sentimiento de correspondencia con mi propia ciudad. Esa identificación poética con el territorio, con sus habitantes y con su historia me pareció de una fuerza tal que me llevó a pensar en mí y en mi relación con Sabaneta y Medellín. Me llevó a pensar cómo esta me ha configurado y cómo yo también puedo observarla y exaltarla como Pamuk hace en este libro con Estambul.

Estambul ciudad y recuerdos es una lectura que no dejaré nunca de recomendar por su alta sensibilidad, por su carácter tan único y por sus posturas críticas ante los diferentes temas que Pamuk exhibe en el libro. Esta es pues una obra completa, satisfactoria y muy vivificante.

¡Estambul hay que vivirla!

“Pero cualquier cosa que digamos sobre las características generales de una ciudad, sobre su alma o su esencia, acaba convirtiéndose de forma indirecta en una confesión sobre nuestra vida, y especialmente, sobre nuestro estado espiritual. La ciudad no tiene otro centro sino nosotros mismos.”

¡Buena lectura! 😀

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